
Luego de una extensa discusión de casi una hora, el secretario del primer congreso mundial de mandatarios contemporáneos consignó en un texto de varias páginas, los planteamientos que en resumidas cuentas se citan a continuación:
En concordancia con las organizaciones naturistas y
ecológicas que tan de moda se han puesto con todo esto de la extinción y el
cercano fin del mundo, se determina el ser humano como una parte convencional
de la naturaleza, ni más ni menos que un rinoceronte, un delfín o una
araucaria.

Categorizados zoológicamente todos los bichos existentes, el hombre también debe tener una ubicación en los libros de biología, y fue categorizado como depredador natural, al igual que el oso panda con el bambú o el águila blanca con la rata de los desiertos, algo natural, una parte de la pirámide evolutiva.
Dentro de las especies, existen algunas como las hormigas o
el babuino de cola gris, que no sólo matan por mera necesidad alimentaria, sino
también por territorio y por fuertes reacciones violentas en su carácter
etológico y genético, a estas especies se les asignó la categoría de “asesinos
de libertad ecológica”, pueden matarse entre ellos sin ser enviados a prisión
ni castigados con costosas multas. Nadie imagina una mantis religiosa tras las
rejas por haber matado a su compañero de apareamiento. En esta misma categoría
fue ubicado el ser humano.

Agosto 29 2011.
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